Columnista: Nina Zúñiga Cajahuaringa

De mí misma

letra y fonema

haré un monólogo

con un prólogo de arena

que no se extinga con las olas del mar

que cante mi alma caracol

y esboce mis bordes

cuando creo bailar

y mis quimeras atavían los atardeceres

como en las puestas de sol

que refugian entes

mientras mi ser disoluto

altanero

se mece

que sea la música

de esas que me sedan

la danza de mis exiliados

oscilaciones concéntricas

y puertas en los techos

ventanas a mis pies

serán un incompleto escenario

como Artaud y su peste

Y un hilo arriba

tejido de mi sangre lunera

si el cuerpo es teatro

mi cintura son mis vísceras crispando

mis uñas necias

son las que escarban mi alma

Ahorcan gritos renuentes

mis hombros

Son los que en vista del monstruo

Se apagan

y entre risas compañeras

Nace el fuego que las levanta

Mi cuello, ya lo sé, no necesitó ciencia

nunca alcanzará la luna

Mas me cobijan las fantasías

Extensión de mis plantas

Que surcan a contracorriente

las cornisas

Y la crueldad de sus risas

Y voy a mis ojos

Donde sé hundirme entre cristales

Que / Cuando las mareas destruyen

Mi fortaleza de arena,

Sangran raudales

Que me tiñen y me revisten

En complejos prismas

Que me repiten un grito vacío

Que se expulsa

Desde el ojo de agua de mi tierra.


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