Economía

Perumin 37: El Espejo de una Elite que habla sola

Por: Mg. José Antonio del Pino Palomino

Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio y Minería de Huancavelica.

La trigésima séptima edición del Perumin, realizada en Arequipa, volvió a presentarse como el foro “más importante” de la minería en el Perú. Sin embargo, más que un espacio de debate plural, se consolidó como un ejercicio de autocomplacencia y protagonismo donde un reducido grupo de autoproclamados líderes empresariales dicta recetas excluyentes y poco útiles para los desafíos reales del país.

El discurso repetido de la “falta de institucionalidad”, de la “informalidad como gran enemigo” y del “peligro de perder lo avanzado” se oyó otra vez. Pero esas consignas suenan vacías cuando provienen de sectores que, en lugar de integrar a la economía real, buscan imponer un relato uniforme que coloca a la gran empresa en el centro y margina a los demás actores. Se olvida que la economía popular, donde se concentra más del 70 % de la actividad nacional, sostiene el empleo y mantiene viva la economía frente a las crisis políticas.

Mientras critican al Estado por su ineficiencia, muchos de estos voceros alimentan la incertidumbre con cifras discutibles y diagnósticos sin sustento. Algunos —exfuncionarios o figuras mediáticas— parecen más interesados en protagonizar titulares que en construir propuestas. El contraste lo marcó el presidente del Banco Central de Reserva, quien recordó que el Perú mantiene fundamentos macroeconómicos sólidos y resiliencia incluso frente a la volatilidad del oro o del tipo de cambio. Esa sobriedad técnica resaltó frente al catastrofismo de quienes dicen representar la “agenda empresarial”.

Pero el gran ausente fue, una vez más, el pequeño minero. En un foro que se jacta de debatir el futuro del sector, se ignoró a quienes, sin micrófonos ni reflectores, representan el 65 % de la producción nacional. La minería artesanal no es marginal: dinamiza economías regionales y sostiene a miles de familias. Excluirla no solo es un error, es un acto de soberbia.

Perumin parece haberse convertido en el eco de una élite que se aplaude entre sí, sin abrirse al país real. El reto es democratizar el debate minero: integrar a la pequeña minería, promover su formalización y reconocer su aporte. La verdadera fortaleza del Perú no reside solo en las grandes inversiones, sino en el esfuerzo de miles de empresarios nacionales que, sin foros ni reflectores, hacen patria cada día.

Mientras Perumin siga siendo el escaparate de unos pocos que hablan entre ellos, seguirá siendo incapaz de ofrecer una visión de futuro que incluya a todos los que sostienen la economía nacional.



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